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¿Bueno o malo para la salud? Estos son los efectos del picante sobre el organismo

El poderoso impacto de pimientos, chiles o ajíes no termina con el característico ardor en la boca. Es apenas una de las formas en las que nos afecta. Cada vez más estudios respaldan la idea de que incorporarlo dentro de la dieta puede ser algo bueno.

Arde, irita la lengua, saca lágrimas, quita la respiración, te hace sudar y a veces hasta puede hacer que te desmayes, pero con todo y eso para muchos -que lo digan los mexicanos- es inconcebible comer sin picante.

Los chiles, ajíes, pimientos o jalapeños se imponen sobre cualquier otro ingrediente y una vez que enganchan, prácticamente nada tiene suficiente sabor sin ellos.

Se trata de un placer masoquista exclusivo de los seres humanos: ningún otro mamífero lo tolera, ni mucho menos incluye dentro de su dieta.
Pero para la tranquilidad de muchos, cada vez un mayor cuerpo de evidencia sugiere que -salvo en contadas excepciones- no hay ninguna razón para renunciar al picante y que, por el contrario, hasta podría tener grandes beneficios para la salud.

¿Qué ocurre en el cuerpo cuando comemos picante?

De entrada, el picante es distinto a cualquier otro alimento o especie: en realidad produce picor y no sabor; en otras palabras: en vez de activar el sentido del gusto mediante las papilas gustativas, enciende los receptores del dolor (llamados nociceptores) y alerta al cerebro de la misma forma en que lo haría si te estuvieras quemando la lengua, pero con una importante salvedad: no deteriora ningún tejido. Es una ilusión.

La responsable de todo esto -y la que le da ese ‘fuego’ característico a los chiles, pimientos o los ajíes- es la capsaicina, una molécula a la que atribuyen gran parte de las bondades del picante sobre la salud y que incluso es el ingrediente principal de pomadas, geles y parches contra el dolor muscular y se ha estudiado como principio activo para algunos medicamentos.

Es insoluble en agua -de ahí que ningún vaso de agua fría ayude contra el ardor feroz de un chile habanero-; pero sí muy soluble en grasas, por lo que recomiendan amortiguar el picante más bien con otras bebidas como leche o cerveza.

La concentración de capsaicina es la que determina el grado de intensidad de los picantes y se mide en una escala conocida como SHU (Scoville Heat Units), que abarca desde un pimiento verde (0 SHU), hasta el Carolina Reaper, catalogado el chile más picante del mundo que tiene entre 1,400,000 y 2,200,000 SHU.

Sin embargo, no hay que fiarse porque la concentración de capsaicina varía considerablemente incluso entre pimientos del mismo tipo. Por ejemplo, los chiles de shishitos como los que incluye la chef Ana Castro en uno de los platillos de su restaurante Lengua Madre, en Nueva Orleans, en principio son inofensivos al paladar, aunque a veces engañan. “1 de cada 10 pica y a mí por alguna razón siempre me toca el que pica”, cuenta en el documental Pioneros Culinarios, de Univision Noticias.

Pero incluso las personas que -como ella- son más sensibles al picante, van desarrollando mayor tolerancia a él a medida que lo comen, un fenómeno que se conoce como desensibilización a la capsaicina en el que los receptores del dolor en la lengua dejan de dar una respuesta tan intensa.

Hay indicios de que el picante promueve la longevidad

Aunque la potencia de algún picante ha dejado a personas en el hospital alguna vez, como le ocurrió a un hombre que probó el pimiento más picante del mundo durante una competencia y que tuvo que correr a la sala de emergencias por severas cefaleas, no es lo común y más bien hay razones para pensar que el consumo regular de picante favorece la longevidad.

Tras analizar información de medio millón de personas durante siete años, un estudio de la Academia China de Ciencias Médicas encontró que aquellas que consumían picante regularmente tendían a vivir más.

Entre los individuos consultados -quienes tenían entre 30 y 70 años y residían en distintas provincias de China-, aquellos que dijeron consumir comida picante seis o siete veces por semana tuvieron 14% menor riesgo de sufrir muerte prematura, que quienes reportaron hacerlo una vez o menos por semana.

Específicamente, los índices de enfermedad cardiovascular, respiratoria y cánceres fueron menores en el primer grupo.

Algo similar concluyó un estudio realizado por la Asociación Estadounidense del Corazón y que incluyó a más de medio millón de individuos de EEUU, Italia, China e Irán: en comparación con quienes rara vez consumían picante, las personas que comían chile tuvieron 26% menos riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares, 23% de fallecer por cáncer y 25% por cualquier causa.

“Los pimientos son verdaderamente uno de nuestros mejores ejemplos cuando se trata de alimentos como medicina. Más que agregar color y textura a algunos de mis platos favoritos, están repletos de vitaminas, minerales y antioxidantes que protegen contra el desarrollo de enfermedades cardíacas, cáncer y diabetes, y deben formar parte de la dieta saludable y antienvejecimiento de todos”, comenta a Univision Noticias la chef Grace O, autora del recetario Anti-Aging Dishes from Around the World (Platos antienvejecimiento de todo el mundo).

Hace falta investigar más sobre los beneficios del picante

Pero antes de precipitarte a aumentar las dosis de picante en tu dieta, ten en cuenta que, como explica Sandra Arévalo, portavoz de la Academia de Nutrición y Dietética, “si bien estos y otros estudios muestran algunos factores protectores contra el cáncer, principalmente del sistema digestivo y contra enfermedades cardiovasculares, hacen falta más investigaciones de calidad para evaluar esas conclusiones”.

El hecho de que la mayoría de los estudios hechos hasta la fecha sean observacionales hace que no se pueda establecer una causalidad directa entre el consumo de picante y la longevidad.

En todo caso, se cree que la clave de las bondades medicinales del picante está en la capsaicina.

Estudios realizados por la Universidad de Wyoming encontraron que ratones con altos niveles de grasa corporal que recibieron este compuesto experimentaron pérdida de peso a largo plazo y mejoraron su función metabólica.

“Observamos mejoras significativas en los niveles de azúcar en sangre y en los niveles de colesterol, así como en síntomas de la enfermad de hígado graso”, comentó el autor principal del estudio Basakaran Thyagarajan al presentar los resultados en una conferencia internacional.

En otro experimento, científicos australianos de la Universidad de Adelaide notaron que la capsaicina ayuda al estómago a enviar la señal de saciedad al cerebro, lo que respalda la idea de que podría ayudarnos a comer menos.

"Es emocionante que ahora sepamos que el consumo de capsaicina pueda evitar comer en exceso a través de una acción sobre los nervios del estómago", comentó Kentish, miembro del Consejo Nacional de Investigación Médica y de Salud (NHMRC) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Adelaida.

A la capsaicina también se le atribuyen efectos antibacterianos y antiinflamatorios y se sabe que ayuda a liberar endorfinas, las mismas asociadas a la felicidad. Pero todavía quedan muchas interrogantes abiertas para la ciencia.

¿Qué pasa si te excedes con el picante?

Nada de esto implica que tengas ni que necesariamente incorporar el picante a tu dieta, ni abusar de él. “Es cuestión de preferencia”, sentencia la vocera de Academia de Nutrición y Dietética Sandra Arévalo, quien recuerda que, en exceso o particularmente en algunas personas, “puede exacerbar problemas del tracto gastrointestinal superior, como dispepsia o gastritis o el síndrome del intestino irritable”.

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