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Amigos tóxicos: así son y así debes alejarte de ellos

La mayoría de relaciones de amistad se basan en el afecto, la confianza y el respeto. Sin embargo, en ocasiones y con el paso del tiempo, estos sentimientos se transforman convirtiéndose en egoísmos, envidias e imposiciones

La amistad es uno de los vínculos emocionales fundamentales de nuestra vida que nace del desinterés y la generosidad. Quienes son amigos comparten valores como la confianza, el cariño, el respeto, la sinceridad y la lealtad . Tal y como recuerdan los expertos de TherapyChat , liderado por la psicóloga María Mavji, un amigo es alguien que desea tu bien, se preocupa por ti y se alegra de tus éxitos.

No obstante, hay que tener en cuenta que las personas van cambiando con el paso del tiempo por diferentes factores externos. Por eso, las amistades tóxicas no suelen comenzar desde el principio , sino que se vuelven así poco a poco, complicando la manera de identificar los comportamientos dañinos y alejarse de ellos.

«En el inicio de una relación de amistad, se suele desarrollar una conexión y apego profundos que nos hace sentir muy bien con nosotros mismos de tal manera que nos 'enganchamos' de la otra persona y ese vínculo se transforma en una codependencia emocional», explican los expertos a este diario. «Esa codependencia -continuan- nos hace obviar los límites que deben existir entre una persona y la otra y abre paso al chantaje emocional . Nuestro apego y afecto hacia ese amigo tóxico nos puede conducir a tenerle pena, y por ende, a justificar sus comportamientos y minimizar nuestro malestar». Por eso, tendemos a pensar que esa amistad ¨es así¨ o ¨tengo que entenderlo¨.

Los expertos recuerdan que incluso cuando comienzan a darse situaciones en las que nos hieren, nos juzgan, nos rechazan o nos humillan, es posible que estamos tan acostumbrados a esas conductas, palabras o gestos tóxicos que no nos resulten del todo negativos en la relación . Sin embargo, nuestro estado de ánimo y sensaciones físicas después de estar con esa persona pueden servir de indicadores.

«Hay señales claras que nos ayudan a darnos cuenta de que estamos ante una persona con comportamiento tóxico», aseguran. Entre ellas, agotamiento e inestabilidad emocional después de estar con ellos; si debemos medir muy bien nuestras palabras, e incluso limitar lo que se dice, ya que se pueden poner a la defensiva con facilidad y se frustran si no compartes su opinión. Los amigos tóxicos son también hipersensibles pero no tienen empatía con los demás y no hay reciprocidad en la amistad, puesto que todo gira a su alrededor. «Estos contextos sacan nuestra peor versión, ya que esa actitud empieza a interferir en nuestra perspectiva, emociones y relaciones con los demás. En estos casos puede iniciarse un conflicto interno, que aumente la inseguridad en nosotros mismos», explican.

Y aún así, muchas veces se quiere continuar con esa amistad. «Una persona puede llegar a depender de ese amigo tóxico por muchas razones, pero en la raíz del problema suele subyacer una gran inseguridad y un miedo al abandono y por ende, a la soledad», añaden los psicólogos de TherapyChat. «Si tenemos una pobre percepción de nosotros mismos, podemos caer en depender más de la cuenta de otra persona -alertan-. Incluso, podemos llegar a considerar que no somos dignos de amor y cariño. En vez de aprender a querernos y a valorarnos, muchas veces priorizamos las necesidades del otro sobre las nuestras al considerar que tenemos menos valor«.

Lo de «mejor solo que mal acompañado» no suele cumplirse en estos casos por miedo al abandono y falta de «confianza y esperanza de encontrar algo mejor en el futuro», explican.

Rasgos comunes de una amistad tóxica

Es en este punto cuando conviene aprender a identificar estas sensaciones y sus causas para poder realizar una gestión de las emociones que nos permita tomar decisiones apropiadas. Así, los rasgos más comunes que podemos observar dentro de una amistad considerada tóxica, se encuentran:

Egoísmo : cuando una relación no es recíproca, sino que para una de las dos personas lo más importante son ellos mismos. Así, no escuchan a los demás y les resulta complicado ser empáticos porque sus intereses están en una sola dirección.

Envidia : se observa en personas que no quieren ver a los demás disfrutar o triunfar. Por tanto, hay una constante crítica, desprecio o humillación.

Victimización : las personas que se excusan para todo. Dramatizan las circunstancias de su vida, buscando siempre el protagonismo y la atención de los demás, mientras que nunca disponibles ante las necesidades del otro.

Juzgar : personas que constantemente están comentando sobre los demás y sus decisiones, con cierto tinte de reproche constante. Se suelen hacer comentarios de todo tipo, desde la relación de pareja hasta la educación de los hijos, el trabajo, etc.

 

Manipulación : ocurre en esas relaciones en las que una persona tiene una gran influencia sobre la otra. Suele estar muy vinculado a relaciones interesadas.

 

Dependencia : este rasgo se ve en personas que necesitan constantemente de alguien. La necesidad de estar ligado a otra persona para encontrar el sentido de la vida, puede cultivar un sentimiento de responsabilidad y culpa al mismo tiempo en ambos.

 

Sin embargo, « una persona con comportamientos tóxicos no suele pensar que es el problema, sino la víctima » aunque «sí pueden ser conscientes del daño que hacen y pueden llegar a recapacitar e intentar mejorar como personas y para con los demás», añaden los expertos, que aconsejan «una comunicación asertiva y constante, junto con el establecimiento de límites claros» como claves para manejar este tipo de relaciones.

 

Ahora bien, esto no quiere decir que debamos responsabilizarnos de los actos y comportamientos de los demás. Podemos apoyarnos y darnos de la mano, pero el esfuerzo y el empeño lo tiene que poner cada uno.

Y es que alejarse de este tipo de amistades no es fácil. Aún así, hay que hacerlo para dejar de sufrir. Por eso, los expertos aconsejan ser asertivo, comunicar los límites y llegar a un acuerdo . «La persona tiene que defender su punto de vista de manera adecuada y contundente, sin faltar al respeto», afirman los expertos. También hay que ser constantes con la decisión tomada. «Habrá contratiempos y retrocesos, ya que este proceso no es lineal. Dale tiempo al tiempo. Dependerá de ti decidir si vale la pena seguir intentándolo o si es mejor que sigas tu rumbo por cuenta propia. Ambas opciones son válidas, siempre y cuando sean lo mejor para tu bienestar emocional», concluyen.

 

 

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